Prólogo a la Segunda Edición
Si no es fácil escribir, es más difícil esperar que lo escrito encuentre muchos lectores. Esta es una realidad innegable. Por esto es especialmente importante que se haya generado la necesidad de la reimpresión de un libro, dirigido a un público muy particular, esto implica que fue leído y usado para entender de una determinada manera la realidad educativa.
«En torno a la Intervención de la Práctica Educativa» es uno de los primeros libros en México que se han referido a la investigación de la práctica, desde la propia práctica. La primera edición, prologada por el Lic. Rafael García de Quevedo Palacios y compilada por la Mtra. Carlota Susana Gutiérrez Ibarra, en un esfuerzo digno de mencionarse. Durante casi nueve años el “libro rosa” fue analizado, criticado y discutido.
Esta segunda edición se dedica a aquellos que están interesados en investigar la práctica, y a través de ello significarla, intervenirla y transformarla. La transformación de la práctica implica un proceso de resignificación, es decir que desde un significado inicial de una práctica convencional se construya un significado complejo educativo (Sañudo, 2006).
Esta transformación es la que sigue demandando el sistema educativo, una transformación desde los sujetos, a través de un proceso consciente y reflexivo, que si no es la única herramienta eficaz, si una con grandes posibilidades para hacer teoría desde el hecho educativo y por ende mejorar el sistema. Con esta idea y en el sentido de la cita con la que inicio el documento, es que haré una breve recuperación de lo que En torno a la intervención de la Práctica Educativa ha permitido definir al campo educativo, ahora ya no como emergente sino fundamental para entender la educación misma, condición que es reconocida con la publicación de «Acciones, actores y prácticas educativas estado de conocimiento 1992-2002», editado por el Consejo Mexicano de Investigación Educativa.
Uno de los elementos fundamentales en el proceso de transformación es el uso de la teoría, como bien lo expresa Juan Campechano Covarrubias en “Los usos de la teoría en la transformación de la práctica docente”, al mostrar cómo debe utilizarse en los momentos de inicio, transcurso y al final del proceso. Este uso de la teoría, en los procesos de transformación, posibilita un proceso de maduración en las concepciones y producto tanto de los interventores, como de los asesores y los investigadores de este campo, y como consecuencia se pueden esperar procesos de distanciamiento y teorización que constituyan el campo de la intervención de la práctica como un campo teórico generado por la comprensión de la práctica.
Dentro del proceso de intervención es necesario desentrañar cada grupo de acciones en función de sus constitutivos, lo que implica acercarse metodológicamente y conceptualmente a la práctica de acuerdo a la naturaleza de cada constitutivo. En cuanto a lo metodológico, Adriana Piedad García Herrera en “La instrumentación metodológica en la recuperación de la práctica docente”, aporta elementos técnicos y prácticos para que de una manera sistemática, se recupere el hacer docente. A partir de varios cuestionamientos, la autora hace referencia al marco desde el cual concibe la posibilidad de estudiar la práctica docente y posteriormente se adentra en la instrumentación metodológica, que ha dividido en tres apartados: los auto registros, el análisis de tipo inductivo y el texto escrito.
La construcción del objeto de intervención, específicamente la práctica educativa, se constituye de una serie de acciones educativas en relación: la lógica de ésta es la determinación de lo «metodológico». Se conceptualiza como un sistema dinámico de acciones agrupadas de acuerdo a su naturaleza, cuya condición es su potencial de transformación. Los constitutivos de la práctica pueden ser y agruparse de acuerdo a un criterio teórico o a una teoría concreta que se utilice. Una posibilidad, desde la naturaleza de la acción, es que se constituya a partir de las acciones del profesor, acciones del alumno y la interacción de ambos.
En cuanto a lo conceptual el ensayo “Teoría de la acción educativa. Innovación y transformación de la práctica educativa”, de Alberto Minakata Arceo, ejercita la reflexión teórica y la apropiación de experiencias de innovación educativa. Aborda el tema desde tres perspectivas: desde la interpretación teórica de la acción educativa, pasando por la recuperación de experiencias educativas innovadoras, hasta la reflexión crítica a la innovación de la práctica educativa de la currícula de educación básica, sustentada en la incorporación de modelos de desarrollo cognitivo.
La transformación del educador, que es la condición y producto esencial de la intervención, implica la construcción de un modelo metodológico diferente que modifica aquellas concepciones que articulan cada uno de los constitutivos con una lógica construida históricamente por su formación o experiencia. En “Una experiencia sobre la transformación de la práctica docente”, de Lya Sañudo de Grande, resultado de un trabajo de investigación más amplia, cuyo objeto de investigación es la práctica docente, nos proporciona elementos fundamentales para la construcción de ese modelo metodológico, a partir del análisis y la reflexión del propio docente para identificar, formular, sistematizar y principalmente transformar su hacer educativo.
Los planteamientos vertidos por los autores en el presente libro, comparten un principio esencial, puesto que consideran que “el conocimiento profesional del docente emerge en y desde la práctica y se legitima en proyectos de experimentación reflexiva y democrática en el propio proceso de construcción y reconstrucción de la práctica educativa» (Pérez, 2000: 190).
Este proceso de intervención tiene como condición inherente “la reflexión”, que es “una fuerza que permite al educador superar su acción cotidiana, reestructura su auto comprensión y orienta desde ahí la acción, evidenciando las consecuencias prácticas” (Sañudo, 2006: 34). Parafraseando a Bazdresch (2000), la intervención es un proceso en el que los educadores cambian sus labores cotidianas (como docentes, administrativos de la educación, supervisión, dirección, orientación o cualquier otro) para modificarlas y mejorar la eficacia y la pertinencia del conjunto de acciones de las cuales es responsable.
La intervención sigue un proceso compuesto por el análisis, la significación, la interpretación y la transformación. Es en ese sentido que la transformación de la práctica docente se puede definir, según Watzlawick (1989), como un cambio estructural que lleve a un constitutivo, cuando menos, hacia un estado cualitativamente más educativo. La transformación estructural se da cuando la práctica se descentra de donde se encuentra, hacia el propiciamiento del proceso de producción del conocimiento, apropiación, construcción, etc.
Este proceso aporta una gran riqueza tanto para quien se investiga como para el desarrollo del campo. En primer lugar, el educador puede desarrollar competencias más complejas que el sólo conocimiento reflexivo de su práctica, cuanto más riguroso es el trabajo de intervención, mayor posibilidades tiene de generar habilidades específicas. El proceso de recuperación, análisis y sistematización de la práctica permite ir acumulando elementos que se reflejan en la comprensión de la práctica y en el análisis de cada constitutivo hacia el propósito de la autorregulación. La autorregulación permite el seguimiento teórico y empírico del proceso de transformación a partir de la intervención de uno de los constitutivos. La práctica de sentido común cotidiano adquiere un sentido cognitivo que la convierte, a través de la reflexividad, en una práctica compleja.
En cuanto a los aportes o repercusiones al campo, una de las más cuestionadas y posiblemente la que causa mayor dificultad, es la misma «transformación». Para determinar el grado y tipo de transformación de la práctica, se puede considerar el cambio en función de las diferencias observadas como más o menos significativas, que pueden ir desde alterar el orden de las acciones, realizar acciones equivalentes, hasta la transformación que implica elementos tales como centrar las acciones educativas en el aprendizaje de los estudiantes y transitar de acciones secuenciales a acciones intencionales y articuladas, que son objeto de evaluación permanente de parte del docente.
Sin embargo, esta transformación puede encontrar algunas dificultades principalmente en la propia institución donde se realiza la intervención, situación que puede ser tratada como una condición de trabajo y no como una amenaza o bloqueo. Considerar lo anterior implica reconocer los límites de la posible transformación: el intervenido ubica los cambios viables al igual que sus consecuencias (Bazdresch, 2000). El contexto, especialmente el institucional, es un elemento articulable más a su proyecto de intervención.
Las aportaciones a la intervención de la práctica plantean retos, tanto a quienes investigan, como a quien se investiga en la práctica educativa. Mucho se ha cuestionado sobre el rigor científico de investigaciones de la práctica, su valor educativo y principalmente su aportación a la construcción de una teoría educativa desde “lo educativo”. Es por ello que esta nueva edición de «En torno a la Intervención de la Práctica Educativa» se torna pertinente para seguir discutiendo las acciones en torno a la intervención de la práctica educativa. Lograr que la escuela sea el centro de la política educativa demanda el compromiso de cada profesor por entender, comprender y transformar su práctica y tomar las riendas de su propio desarrollo.
Ruth C. Perales Ponce
- Bazdresch Parada, Miguel (2000). Vivir la educación, transformar la práctica, Guadalajara; Jalisco, México: Educar-SEJ.
- Bazdresch, Miguel (2006). “La intervención de la práctica educativa”, La significación de la práctica educativa, México, Paidós.
- Gimeno Sacristán y Pérez, Gómez (1993). Comprender y transformar la enseñanza, Madrid, Morata.
- Sañudo, Lya ( 2006). “El proceso de significación de la práctica”, La significación de la práctica educativa,. México, Paidós.
- Watzlawick, Paul (1989). ¿Es real la realidad? Barcelona, Herder.[/two_thirds_last][/full_width_section]
Anexo
En Torno a la Intervención de la Práctica Educativa (Segunda Edición), es una compilación de obligada consulta, utilizada en la Maestría en Educación con Intervención en la Práctica Educativa (MEIPE), que se encuentra en Jalisco y la Maestría en Educación Práctica Educativa (MEPE) localizada en Guanajuato. La presente obra fue presentada en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2013, con el objetivo de que los maestros y las maestras reflexionen sobre la práctica educativa cotidiana y cómo elevar el nivel de su aula. Está relacionado con tres ejes estratégicos que son Cercanía entre Dirigentes y Agremiados, Comunicación y Calidad Educativa.
Dra. Ruth Perales Ponce
Coordinadora